La ruta es circular, de 1,5 km de recorrido, incluyéndose en ella la visita a un molino rehabilitado como Centro de Interpretación de la Marisma, situado en el barrio de Ancillo: el Molino de Jado. Allí nos esperaba una guía para explicarnos el funcionamiento del molino, la historia de la navegación, las artes tradicionales de la pesca, el marisqueo y la avifauna del entorno.
El molino: fue creado en la Edad Media para la molienda del maíz, su funcionamiento consistía en el aprovechamiento de las mareas del mar Cantábrico mediante un sistema de compuertas, presas, y dispositivos hidráulicos.
La historia de la navegación: conquistar el mar fue un gran avance para los pueblos y su expansión, para posibilitar la comunicación con otros pueblos, pescar, y comerciar. La evolución de los navíos respondía a la tecnología disponible de cada época, y la modificación de la estructura del barco a las características de las aguas de navegación. Es ya en el S. XIX cuando el vapor empieza a imponerse, y su construcción pasa a ser de hierro y acero.
La marisma: constituye un ecosistema de gran riqueza faunística en la que abundan especies de peces, cefalópodos y moluscos. Estas especies representan el sustento de la pesca artesanal y todo ello queda representado en el Centro de Interpretación. La Reserva Natural está compuesta de unas 60 especies diferentes, que constituyen una de las mayores representaciones de aves migratorias. Se llegan a reunir unos 20.000 ejemplares en otoño- invierno y es la mejor época para la observación de estas fascinantes aves migratorias. Podemos destacar aves como: garzas, limícolas, ánades reales, tarro blanco, cormorán, etc. La flora existente en las marismas de Santoña está formada por diversas comunidades vegetales diferenciadas, debido a la diversidad de hábitats, destacando cuatro grupos de vegetación: las praderas marinas, los espartinales, las comunidades suculentas anuales de salicornias y las comunidades halófilas arbustivas.
Lavadero: La función de los lavaderos dentro de la actividad rural se ha mantenido hasta hace pocas décadas. Constituyó también un centro de reunión de las mujeres del barrio de Ancillo. En la actualidad representan uno de los principales elementos del patrimonio etnográfico, tanto de Argoños como del resto de Cantabria.